Era ya otro día y yo solo podía pensar a estas horas de la madrugada de tu cumpleaños en las pocas fotografías que las dos teníamos juntas. Sé que la gente siempre piensa en que la fuente de inspiración debe ser el estar enamorado, el tener el corazón roto o vamos expresar lo que sentimos por otra persona de forma romántica, pero ya te digo yo que esto no va por ahí.

Quiero hablar de mi tía que acaba de cumplir un año más de vida, mientras ella está jugando cartas con mi madre y mi hermano yo estoy aquí con medio ojo cerrado por las horas buscando una fotografía de las dos para publicar y decirle lo mucho que la quiero públicamente, porque eso de hacerlo presencialmente como que no es lo mío, vamos que por algo escribo.

Bueno el caso es que mientras buscaba en mi teléfono –el cual tiene más de 1000 fotos- no encontré más que tres fotos en las que aparecemos o con más personas de la familia o con un filtro de Snapchat que nada tiene que ver con la realidad, y entonces me pregunte a mí misma: ¿Cómo es posible que tenga tan pocas fotos con alguien con quien he pasado toda mi vida?

Que yo sé que la gente suele tener muchas más fotos con sus parejas o con su madre si mucho, pero me indignó pensar que no hay recuerdos de todo lo vivido y que por consiguiente si no habían casi fotos era como decir que no habían muchos recuerdos con una persona que significa tanto para mí.

Entonces tome la decisión de que a pesar de que no tengo mucho ánimo como para estar rodeada de mi familia y tener que colocar mis pies en un lugar donde no los he colocado desde hace tiempo, lo haré solo por verla feliz compartiendo su día más especial. Iré allí a tomarme una cerveza con ella y sonreírle como si nada solo para que tenga ese cumpleaños y esa familia unida que tanto ha necesitado durante estos últimos días.

Pese a que este post nada que ver con una historia romántica, quiero decirle que yo soy capaz de dar mi mejor sonrisa porqué sé que ella merece el mejor cumpleaños del mundo y creo que esa es la mejor forma que he encontrado para expresarle lo mucho que la quiero. Ella es una de las personas más maravillosas que he conocido en este mundo y por eso no me quiero perder de este bonito momento y tomar más fotos de nosotras porque creo que nos recordaran que pese a cualquier adversidad, siempre nos tendremos la una a la otra como la familia que somos.

Para ti tía, te quiero y te deseo lo mejor en este cumpleaños.

Luego de varios días de confinamiento en casa, mi padre -quien es una máquina de trabajo-, recordó que antes de enfrascarse en cómo sustentar a su familia había sido un atleta toda su vida.

Desde niño comenzó a practicar kung-fu, con un afán tan grande que a los años logró ser cinta negra e incluso experimentó con otras artes marciales. Tras ello, durante su juventud iba al gimnasio para mantener su cuerpo de la manera más saludable y, no contento con eso, sacaba tiempo también para correr largas carreras en las que demostraba su resistencia.

Con el paso de los años olvidó por completo su sueño de ser profesor de educación física, se graduó de ingeniero y dedicó enteramente su tiempo a sacar adelante el negocio familiar. Década tras década, se fue metiendo tanto de lleno en el negocio que fue poco a poco dejando de hacer ejercicio, hasta que dejó de ir a trotar al parque con mi hermano los domingos.

Para mi sorpresa, luego de varios días en este confinamiento -el cual obligó a mi padre a quedarse en casa-, este saco de nuevo su ropa deportiva y sus zapatillas, que estaban casi sin estrenar, y comenzó a hacer algún que otro ejercicio desde casa. Debo decir con todo corazón que ver de nuevo esos zapatos deportivos me hizo la persona más feliz de este mundo por unos instantes.

No quiero sonar egoísta porque sé que la tragedia que vivimos ha quitado muchas vidas, pero es innegable que necesitamos también empujarnos de cosas que nos hagan ver que no es todo tan malo.

Y es que esta cuarentena le recordó a mi padre que él es más que esa máquina de trabajo, que él también es sus deseos, sus pasiones, sus hobbies. Por ello creo que pese a lo malo, he tenido la oportunidad de conocer aún más a mi padre y reflexionar acerca de cómo perdemos nuestro tiempo en lo que deberíamos hacer y nos olvidamos de lo que realmente queremos hacer.